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LA MALA COSTUMBRE DE MATAR AL DÉBIL

Carlos López Dawson

La mala costumbre de matar al débil

Carlos López Dawson

La Pandemia hizo desaparecer las manifestaciones públicas cuyo símbolo en el país fue la denominada Plaza de la Dignidad en Santiago. El Estallido social comenzado el 18 de octubre del año pasado dejo al descubierto el malestar de la ciudadanía sobre diversos temas sociales y legales, respecto de la educación, la salud la previsión y  la exigencia de un nueva constitución política.

La reacción del Estado fue primero una represión de tal naturaleza que que las organizaciones nacionales e internacionales la denunciaron como una violación masiva y sistemática de derechos humanos.

El sistema político, el Congreso y los partidos políticos ahi representados acordaron realizar un plebiscito nacional constitucional. Este, fijado originalmente para abril de este año, fue prorrogado para octubre próximo. Sin embargo, sectores contrarios al cambio constitucional piden que no se realice o que se siga postergando. Por otro lado, las demandas sociales expresadas en el estallido social no se ha resuelto aun. Algunos confian en el azar y en el olvido, tratando el tema desde una perspectiva publicitaria, con campañas para promover el olvido de las demandas o de la represión ejercida contra los que se manifestaron.

El congreso nacional reacciono muy tibiamente, ordeno crear una comisión investigadora que aun no llega a una verdadera conclusión. Algo similar ocurrió con la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907 cuando el Congreso Nacional se demoró seis años en actuar y los hechos fueron cuestionados e investigados entonces por una comisión oficial la cual fue publicada en un informe que comunico la cámara de diputados en una sesión  el 7 de noviembre de 1913, sin adoptar sanciones de fondo.

Entonces, la mejora de las condición de los obreros  fue lenta no sería hasta 1920 cuando se comenzaron a dictar leyes sociales mínimas como por ejemplo el pago en dinero y jornada de trabajo. Los hechos ocurridos en esta matanza fueron intencionalmente omitidos por los gobiernos de la época, y con el paso del tiempo sirvieron de inspiración a cantantes y poetas, mientras que los efectos sociales han sido  investigados desde mediados del siglo 20 a la fecha, de manera que la historia registra un triste record del Estado de Chile.

Experiencias como estas hay muchas en la historia de nuestro país, por lo que tenemos la obligación moral de evitar su repetición, no solo por una cuestión de imagen sino por bien del alma nacional.

El plebiscito es sin duda una salidas del problema, y realizarlo disminuirá el malestar social sobre el Estado, pero obviamente no es la una solución final por cuanto las demandas sociales que exigen soluciones a los problemas de educación, salud y previsión social, se resolverán a través de medidas legislativas que hoy no son posibles por los quórums que establece la actual Constitución. 

Entre los cambio necesarios está la cultura y por lo tanto la libertad de información. El monopolio que ejercen sobre la información los canales de televisión y las dos cadenas de prensa han contribuido al malestar social por su incapacidad de informar correctamente, y haciéndolo con un sesgo de discriminación social. Toda esta situación ha sido denunciada desde hace mucho por Naciones Unidas y por organismos internacionales especializados.

La crisis sanitaria puede ser una oportunidad para que los conservadores dejen de lado sus ambiciones y no se opongan violentamente a los cambios. Chile nos necesita a todos y todos debemos aportar para que hagamos las cosas distintas a como se hicieron en el pasado. Por  ello el respeto de los derechos humanos es fundamental, el Estado debe evitar caer en la tentación de responder con violencia a las demandas sociales y realizar los cambios constitucionales y legales para que en Chile exista una democracia de verdad y una cultura al alcance de todos.

Escrito por Carlos López Dawson

Carlos López Dawson es el Director de Postgrado e Investigación de Universidad La República.

Es abogado y Dr. en Ciencia Política - Institut de Science Politique de Paris-Francia y Dr. © en derecho